Templo dedicado a San Babilés
santo del siglo II y III después de Cristo.
Al trasponer el atrio del templo y pasar su interior, verá que es la imagen de este santo el que centra la atención del retablo mayor.
Es una estatua del siglo XVIII, cuando se llevó a cabo la reconstrucción del templo donde usted está sobre la planta de uno anterior. El retablo es de un barroco bien visible, del siglo XVIII.
La imagen del santo titular está flanqueada por dos pinturas.
La de la derecha es de un fraile benedictino, a juzgar por el hábito.
Nada extraño, por otra parte, sabiendo que, a medio kilómetro del pueblo, existió, desde el siglo X, un monasterio benedictino denominado “de San Babilés”.
En la plataforma inferior está el sagrario, flanqueado por las imágenes de madera de San Roque y San José (siglo XVIII).
En el lado del evangelio, un retablo renacentista, coronándolo la imagen de San Miguel Arcángel con el demonio a sus pies.
Abajo, la Virgen del Rosario y, a sus lados, la imagen de Santa Ana y la Niña María (fiesta principal del pueblo en la que se saca dicha imagen en procesión)
Atrás, bajo el coro, una excelente pila bautismal del siglo XVI, con “gallerones” adornados.
En la espadaña, 4 timbradas y briosas campanas. Tres de ellas vienen de la antigua torre, con fecha de nacimiento de 1935, y la de arriba fue fundida cuando se cambio la torre cuadrada por la actual espadaña, en 1959.
En el lado de la epístola, retablo renacentista. A la derecha, una talla de San Antonio de Padua y, a su izquierda, otra de San Sebastián (ambas del siglo XVIII).
Y atrás, junto a la pila del agua bendita, un “cristo” en la Cruz y una pintura del Calvario de la época de la reconstrucción del templo (siglo XVIII).
Ermita, dedicada a Nuestra Señora de la Asunción
Una construcción de transición del románico al gótico (siglo XIII), como aún puede verse en la portada de entrada, que conserva dos de las piedras antiguas “ajedrezadas”.
Conocida desde siempre como la “Virgen del Arroyuelo”,
Preside el altar una valiosa y dulcemente bella talla románica policromada de la virgen sedente con el niño reposado en su pierna izquierda.
Ya dentro, y puesto que ha se ha visto la talla de la Virgen con el Niño, échese la vista a la cúpula: de “lunetos” y de construcción “mudéjar”.
Y gran parte de este patrimonio se pone en movimiento en las festividades de San Isidro Labrador (15 de mayo), Santiago Apóstol (25 julio) y Santa Ana (26 de julio), cuando los bailes tradicionales hacen acto de presencia, concretamente en la procesión del 26 de julio, Santa Ana.
TEXTO: ELIAS MARTIN OCASAR